martes, 1 de enero de 2013

AL MEJOR CAZADOR SE LE VA LA LIEBRE







-Entonces... Finish...¿Se acabó?
-Si.
-Cuanto tiempo llevaban?
No llegamos a los dos años. Un año y ocho meses mas o 
menos.
-Y que fue lo que pasó?
-Mira ... Yo empecé a notar algunos cambios de hábitos. 
Todo esto en el lapso de un mes, desde el momento en que
se me encienden los radares, hasta el día del desenlace.
-¿Y cuales eran esos cambios?
-Ponía más cuidado en su arreglo personal, compró uno 
de esos aromatizantes para el auto y en la guantera dos
por tres me encontraba caramelos o goma de mascar.
-Bueno pero... ¿Eso era realmente sospechoso?
-¿Me lo estás preguntando en serio? No podía tener más
datos para dar por sentado, de que estaba viéndose con
alguien más y no hacía mucho, eso era seguro, dado que
él estaba en la etapa de la conquista. Pero tenía que 
actuar rápido, antes de que empezaran a planear juntos.
-¿Che...Pero y los horarios? ¿Que te decía cuando llegaba
tarde o tenía "reuniones de amigos"?
-No te digo que a esa etapa no había llegado todavía. 
Él lo acomodaba todo en la franja horaria acostumbrada.
-¿Bueno...Y...?
-Esa mañana, como todas las mañanas se preparó para
el trabajo. Vos sabes que hacía horario corrido y a eso de 
las ocho y media me pasaba a buscar por la oficina  y
volvíamos juntos a casa. O sea que margen no tenía.
Ya nos íbamos, cuando lo veo que agarra su pollovers 
blanco, una polera tejida a mano (la que por cierto le
quedaba fantástica) cosa que él sabía positivamente,
porque cada vez que la llevaba puesta, no había una 
sola persona que al verlo, no hiciese algún comentario
favorable sobre el tema...
¡Que pinta che! ¡Que seductor! 
¡Que bien te queda esa polera!
Eso y mil cosas más, que no solo le acariciaban el ego
sino que le aseguraban sin duda alguna, que esa era una
prenda ganadora.
Como te estarás imaginando, ese detalle fue clave para
mí, porque entendí que ese era el día correcto para el
espionaje y posterior asalto y no dudaba que iba a salir
bien, ya que yo le llevaba la delantera, porque él no
sospechaba ni remotamente que yo si "sospechaba".
Se había descuidado y yo tenía que saber sacar el mejor
 partido de ese error.
Llego a mi trabajo y digo que en el camino había 
recibido un llamado de mi familia y que necesitaba el día.
Me lo concedieron por supuesto. 
Como yo suponía que el horario del encuentro podría ser 
al medio día o a mitad de tarde, llamé a mi viejo y le dije 
sino me podía prestar el auto,  porque tenía que hacer 
unos trámites urgentes y que Víctor no me podía llevar. 
No tuvo inconvenientes y lo fui a buscar. A eso de las 
once me fui hasta un café que queda en diagonal a su
trabajo, me senté a tomar algo y esperé, no demasiado,
ya que casi ni me da tiempo para pagar lo que había
consumido. Lo veo salir de mucha "Polera Blanca" 
Y ahí no más emprendo el viaje tras él. 
Anduvimos bastante porque vivía lejos. 
Llegamos, tocó bocina y la señorita salió...
La veía correr hacia el auto feliz. Era toda una gacela.
Sube, se besan y arranca y yo atrás, ya que nunca
detuve la marcha, porque se veía que ya tenían una 
hora prefijada. Obviamente eso me favoreció.
Iban de regreso al centro, pero cuando pasábamos por 
un parque muy lindo y arbolado, el auto se detuvo y yo
también.
Si recordaba un poco mis días de adolescente, estaba
segura que en unos diez minutos más o menos, ninguno
de los dos sabrían donde estaban estacionados.
Entonces esperé.  Felizmente los vidrios no se habían 
empañado todavía, o sea que se podía ver tan bien para 
adentro como para afuera.  
Le golpeo entonces la ventanilla del lado del conductor, 
interrumpiendo de esta forma un cálido beso.
No quieras imaginar la expresión de su cara al verme...
Estaba paralizado, bordó, la cara desencajada y creo 
que hasta no podía respirar.
Entonces sonreí y le dije -Bajá el vidrio-
¡Pobre! Era tal el impacto, que tal vez la sonrisa le hizo
creer que no me daba cuenta de lo que estaba pasando.
Cuando el vidrio de la ventanilla estaba bien bajo, recién
ahí le dije...
-Era solo para avisarte de que hoy no me pases a
buscar por mi trabajo, porque mi papá me 
prestó el auto hasta mañana... Y me fui.
Tenía una mezcla de odio y satisfacción inigualable y con
esa misma sensación y haciendo las valijas me encontró
cuando llegó a casa, pero no a las ocho y media como de
costumbre, sino a las dos de la tarde.
Estaba pálido, me miraba en silencio, tardó un poco en
hablar y cuando lo hizo lo primero que dijo fue ¡Perdón!
Y de ahí en más, ensayó un millón de disculpas. Subía y
bajaba de categoría a la desconocida señorita. Yo, nada.
Ni una palabra, hasta que dice:
-Deja de hacer las valijas por favor. Yo te quiero 
te respeto aunque no lo parezca y si vos me 
perdonas voy a reparar el error.
-No vas a poder repararlo aunque quieras - le dije-
¿Y sabes por qué? Porque una de las cosas que me 
seducía de vos, era tu inteligencia y hoy me di cuenta 
que solo sos un hombre informado. 
Porque si hubieras sido más inteligente o más vivo, 
jamás te hubiera podido descubrir y mucho menos con 
el agravante de que fuera con las manos en la masa.
¡Yo quiero a mi lado a alguien más inteligente! 
¿ O acaso vos me descubriste alguna vez infraganti ?
¿ Que me estás queriendo decir ? ¿Que vos también me
engañabas ?
Ahhhh... Eso te lo dejo como "tarea para el hogar"
A saber..... Deberás preguntarte....
¿ No la descubrí nunca porque nunca me fue infiel... 
porque fue más inteligente que yo ?
Salí con mis valijas a cuestas y hasta el día de hoy no 
lo he vuelto a ver.
-Con razón anda con esa cara de pobre diablo, sabe 
que te perdió.
-No creo que tenga esa cara porque me perdió a mí, 
lo más probable es que todavía no haya resuelto el
interrogante y tenga miedo de haber perdido el
invicto.....jajajajajaja












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